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Llegué a Estados Unidos el 15 de diciembre con miedo a contagiarme, no quería venir porque sabía que podía pasarme. Al mismo tiempo, sentía que me iba a distraer de toda la pena y depresión que sentía a causa de lo que expliqué en el post anterior. Llegué, fui a reuniones, a mall llenos por navidad y no me contagié. En un momento pensé que ya había tenido COVID-19 en mi cuerpo, pero estuve equivocado. Al lado del miedo, estaba la felicidad de haber conocido a alguien que me entretenía en este tiempo de depresión, en este tiempo de tener esa mala suerte de que nadie me acompañe. No diré su nombre pero decidí, aprovechando que venía  a USA, en regalarle algo de Perú. Vine y al tercer día de llegar, le envié el paquete. Ella por agradecimiento me envió una taza y un adorno. Era la primera vez que me pasaba esto , de comprar a alguien algo sin conocerla. Pasando todo esta etapa de depresión, entendí que tal vez era ella que llegaba en un momento indicado de mi vida. Yo no le escribía, y ella me buscaba con un snap. Me contaba sus cosas y yo las mías. Pareciera que había interés mutuo pero una vez, como siempre, estuve equivocado. Ella comenzaba a contarme que salía con chicos y sentía una molestia en mi corazón. Una vez más , de no tener esa oportunidad de salir con ella, esa bendita oportunidad que no se me da. Tenía ese dolor dentro mío y decidí arriesgarme ante todo y decirle que sentía interés por ella. La respuesta de ella fue que solo me quería como amigo y que no buscaba relación alguna conmigo y que si yo decidía no hablar con ella, lo entendía. Decidí, alejarme de ella y no hablarle hasta ahora. Ella es fantástica, es una persona increíble, tiene muchas vibras positivas que me falta en mi vida, ese espíritu de buenas vibras las tiene, pero claro, yo no soy así, ella es demasiado para mí. Sí, lo es.  Me molesta que no haya sido ella la persona que me salvaba de este túnel oscuro. Es verdad que solo yo puedo salir de esto, pero se me acaban las fuerzas. 

Ante todo esto, el virus de la tristeza se apodera de mi y el virus del COVID yacía en mi sistema. Es así que a los 3 días de decirle, comenzaba a sentir los síntomas del COVID... aproximadamente el 12 de enero

El primer síntoma que tuve fue la tos. Mi primo me decía que tenía el COVID y se reía. Yo decía no creo aunque la tos era diferente y me sentía yo algo raro. Miguel se burlaba diciendo que me sentía un poco “gay”. Nos reíamos juntos. Después sentía que al respirar pasaba una cosa helada hasta mi cerebro. Ya empezaba a decir que esto era muy raro. Es así que mi primo decidió que fuera a hacerme el test del PCR. Así fue, me fui con mis tíos, me pasaron ese hisopo en toda mi nariz. El domingo era el baby shower sorpresa de mi prima, la cual decidí no ir por motivos de que podría contagiar. Ese mismo día, comencé  sentir dolor en mi espalda. Más que un dolor muscular, era un dolor más profundo, algo raro. Al día siguiente, comencé  sentir dolor de cuerpo, más que dolor, eran punzadas que no duraban más de 2 minutos pero jodía.....

Sólo tomé Tylenol y jarabe para la tos. Además, de oler eucalipto...

Ese lunes me dieron resultado y era positivo. Por primera vez en mi vida tenía algo positivo. Comencé a postearlo en mis redes para poder contar lo que sentía. La persona que me interesaba lo vio. No me dijo nada, no me escribió nada. Me molesté porque pensaba que por un mínimo de amistad me iba a escribir que como estaba. Entendí que no le interesaba. 

El 8 día de enfermo, me tumbó a la cama. Me sentía débil, todo el día en cama. Pésimo, sin embargo a a los dias me comencé a recuperar......